Lo saboreó. No tenía gusto a nada, o más bien ácido. Al tragar le perforó el estómago.
-Tenés esclerosis múltiple.
Su mirada se clavo en su neurólogo. Buscando una explicación, escapar a la realidad, o un pellizco que la despertara de esa pesadilla. Tenía esclerosis múltiple, una enfermedad crónica, discapacitante y degenerativa. Una combinación que si bien no era mortal, a ella asi le parecía. Se quedó paralizada en el consultorio. Ella no había nacido para sufrir, y menos una enfermedad que podía terminar con lo que más quería, con lo que daba significado a su vida. Escribir, investigar, no parar. Tenía la mirada perdida, la cabeza en blanco. Estaba aguantando el temporal.
¿Cuál va a ser mi calidad de vida? Fue una de las pocas palabras que rompieron el silencio. Había ido sola, ya que a pesar de la vista borrosa desde hacía días, no pensó que fuera nada. No era un problema visual sino neurológica. Un dia hacía casi 2 años había perdido sensibilidad en las piernas, pero no le impedía caminar. Y si no fuera por los amigos, la gente que la quería, un bocado imposible de digerir. Un enemigo intimo como diría la canción de Fito Paez y Sabina. Tan íntimo que era parte de uno mismo. Por delante un largo camino que transitar.
-Tenés esclerosis múltiple.
Su mirada se clavo en su neurólogo. Buscando una explicación, escapar a la realidad, o un pellizco que la despertara de esa pesadilla. Tenía esclerosis múltiple, una enfermedad crónica, discapacitante y degenerativa. Una combinación que si bien no era mortal, a ella asi le parecía. Se quedó paralizada en el consultorio. Ella no había nacido para sufrir, y menos una enfermedad que podía terminar con lo que más quería, con lo que daba significado a su vida. Escribir, investigar, no parar. Tenía la mirada perdida, la cabeza en blanco. Estaba aguantando el temporal.
¿Cuál va a ser mi calidad de vida? Fue una de las pocas palabras que rompieron el silencio. Había ido sola, ya que a pesar de la vista borrosa desde hacía días, no pensó que fuera nada. No era un problema visual sino neurológica. Un dia hacía casi 2 años había perdido sensibilidad en las piernas, pero no le impedía caminar. Y si no fuera por los amigos, la gente que la quería, un bocado imposible de digerir. Un enemigo intimo como diría la canción de Fito Paez y Sabina. Tan íntimo que era parte de uno mismo. Por delante un largo camino que transitar.
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