Las fiestas están en auge. Ya pasaron las
de Vitoria y Donosti, ahora empieza la Semana Grande de Bilbao en la que a
partir de la salida de Mari Jaia, todos daremos rienda suelta al jolgorio y la
alegría. Coincidirán que es una de las mayores convocatorias populares de la
Villa, en la que un compendio de ocio abre sus puertas para todas y
todos. Si, escucharon bien, estamos todos invitados.
El programa está repleto de actividades
para todas las edades y todos los gustos. Para los niños, para los
adolescentes, para los adultos y para las personas mayores. Una gama de ofertas
y diversión al alcance de todas y todos: fuegos artificiales, recitales, obras
de teatro, verbenas. Todos encuentros dentro de un entorno inclusivo,
garantizando el acceso y la participación
de las personas con discapacidad.
Aunque en este ámbito también hay un pero
….
No se si se habrán dado cuenta, pero en la
mayoría de los eventos deportivos, musicales y teatrales las personas en silla
de ruedas suelen ubicarlas en primera fila. Es entonces cuando me gustaría saber:
¿alguna vez pensaron si es un beneficio estar en este lugar `preferencial´,?
Recuerden que quienes tenemos alguna discapacidad tenemos impedimentos de
movilidad, intelectual, sonoro o visual, lo que hace que nuestro espacio vital
es más volátil en la percepción de los estímulos.
Es por eso que no siempre es una ventaja
estar adelante de todo, porque necesitamos espacio, por ejemplo para evitar los
amontonamientos y los atropellos que vienen adosados al ritmo de la fiesta; de
la que todas y todos queremos disfrutar.
Ante esto hay una propuesta, mejor dicho,
un hecho. Bruce Springsteen aportó una nueva solución, que no tiene nada que
ver con la primera fila. En sus conciertos suele instalar una
plataforma/tarima, elevada por supuesto, destinada a las personas con movilidad
reducida o cualquier tipo de discapacidad. Eso sí que es inclusión. No es el
único, otros tantos lo están imitando. Este es un hecho para copiar.
Si me lo permiten les voy a dar una
recomendación. En los próximos días, la Aste Nagusia brillará con luz propia, y
la inclusión estará presente, en la que cada uno de los que asistamos tenemos
mucho que aportar: teniendo en cuenta al otro, colaborando a que todas y todos
pasemos unas fiestas inolvidables y accesibles mediante el aporte de cada uno.
Porque hacer un entorno inclusivo no es sólo cuestión del Consistorio, sino de
cada uno.
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