Cuando escuchamos
ciertos comentarios cuestionamos si hay intención de generar acciones en pos de
la sociedad inclusiva. Muchas veces -más de lo que me gustaría- tengo la
sensación que es una causa perdida, siempre y cuando sigamos relativizando
todo. Más cuando la autocrítica cobra otro sentido, el de brillar por su
ausencia.
Que haya más rampas,
bajadas en las calles o ascensores, no quiere decir ni mucho menos que seamos
una sociedad consciente de la inclusión. Con esto no basta.
Hay barreras de todo
tipo, color y estilo, en materia de accesibilidad, cultura, educación, ocio,
sanidad, mercado laboral, y social. No hay área que se
libre...lamentablemente. Por eso, sostengo que hay que trabajar entre
todas y todos, sin miramientos, ni minimizar las repercusiones de lo que está
mal o incompleto. Lo que es, es.
Además de los déficit
de accesibilidad, hay que prestar atención a la empatía social, al compromiso,
y la intención real en vez de la políticamente correcta...que es la
que abunda.
Si bien llevará tiempo,
lo fundamental es la implicación de toda la sociedad, de lo contrario, será una
causa perdida, y así perderemos tod@s.
Este cambio de
paradigma depende de nosotros, contribuir a una vida mejor, por todos para
todos, cosa que no es demasiado complicada. Solo hace falta extender el espacio
vital de cada uno un poco más allá. Mediante un gesto, una acción, una actitud
es factible colaborar en mejorar la calidad de vida de las personas con
discapacidad e incentivar su autonomía personal.
La transformación depende
de nosotros.
Pues si, generemos conciencia. A la gente le falta mucha sensibilidad. Amparo
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, nos corresponde a todos y cada uno tomar un papel mas activo para trabajar en la eliminacion de la gran variedad de barrerras con las que nos encontramos, en pro de una verdadera y total inclusión. Patricia
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