Todo depende del ángulo del que se mire. Esta
premisa da para todo, por ejemplo a la hora de analizar las manchas, que es una
palabra que usamos para describir una mancha en la ropa, en un mantel, alfombra
o cualquier objeto que se precie de ensuciarse, o bien, una lesión
desmielinizante en nuestro cerebro o médula espinal.
Cuando éramos chicos, cualquier persona mayor con
quién estuviéramos, hacía un sinfín de comentarios sobre nuestro afán de darle
de comer a nuestra ropa. En general el caos era mayor si la mancha hacía su
aparición en un día previo a algún evento como un bautizo, boda, entrega de algún reconocimiento, o
el cumpleaños de alguno de nuestros abuelos a donde llegar de punta en blanco
era casi parte del regalo o similitud sobre lo formales que éramos.
La primera impresión es la que cuenta. Tal es así
que empezamos a entender que dar una buena imagen, es parte de uno mismo.
Aunque a esa edad era difícil de mantener la pulcritud más allá de los primeros
15 minutos luego de estar listos.
En torno a la esclerosis múltiple, las lesiones
desmielinizantes, llamadas manchas por la mayoría de quienes tenemos EM, cobran
otro significado, y toman otro valor en sí mismas. Hay de distinto tamaño y
distribución, tal y como sucedía allá lejos y hace tiempo con las señales de
distracción en nuestra niñez, la diferencia fundamental era que detergentes y
jabones para la ropa funcionaban estupendamente en la lavadora. En cambio ante las
manchas del sistema nervioso –por lo general-no hay remedio para tal
enfermedad.
Otra de las diferencias es que según su ubicación
repercuten de distinta manera, pasan desapercibidas o bien son un verdadero
trastorno para cada uno de nosotros porque dejan huella y de qué manera. Y en cuanto al
tamaño lo que no podemos negar es que impactan al verlas, porque están dentro
de nuestro cuerpo y no se pueden borrar como una mancha de helado o salsa.
Ante la aparición de una nueva desmielinización
nuestra cara acrecienta el recuerdo de las miradas que nos “paralizaban” ante
el aterrizaje de una muestra de lo que estábamos haciendo en alguna de las
prendas que llevábamos puestas. Mientras a nuestro alrededor, se ocupan y
preocupan, sin tener éxito en su intento de borrar “la o las manchas” –aunque
quisieran hacerlo-,
sin embargo las personas que nos quieren, mediante su compañía y cariño, harán
el proceso de adaptación a la nueva situación más llevadero…si cabe.
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