Esta mañana recibí un email, un artículo que publicaron hoy en el Diario Vasco sobre una mujer quien sufre una lesión medular por una zambullida imprudente con 14 años. Pasaron 21 años, y según ella misma resume en el artículo «A mí no me ha condicionado para nada», asegura Antonia, que no entiende de barreras, ni físicas ni psicológicas. Ha trabajado, se ha casado y ha tenido dos hijas" *
Lo leí y me revolvió el estómago. Me enojé porque una cosa es convivir con la realidad que cada uno tiene, desde la discapacidad y las limitaciones, y otra muy distinto es negar lo evidente.
Durante todo el relato, minimiza a tal nivel el cambio radical que vivió, que casi podría sentirse como una negación. Porque si bien tiene una lesión parcial que la llevó a caminar con muletas y desde hace años usa una silla de ruedas a motor, no es lo mismo.
Con la mano en el corazón o la realidad por delante, quién pude sostener que después de la aparición de una lesión medular, un accidente, la progresión de una enfermedad neurodegenerativa, ninguno de nosotros y nosotras, no soñó por un minuto con volver a correr, caminar, sentir el movimiento, la fuerza y sensibilidad de las piernas. Creo que nadie.
Si es verdad que con el correr de los años, y el proceso de duelo -que da paso al de la incorporación y adaptación a la nueva situación- la intensidad de lo que fue, se vive más sutilmente. Sin embargo, ninguno puede negar que las barreras arquitectónicas, sociales y de todo tipo existen, que son las que aprendemos a sobrellevar, porque no vamos a encerrarnos en una queja constante. No obstante una cosa es seguir adelante más allá de las circunstancias, y otra muy distinta es negar la realidad.
Considero que cuando decimos las cosas a medias le hacemos un flaco favor a la necesidad de inclusión social, de igualdad, y de alguna manera al colectivo de personas con discapacidad.
Porque no somos marionetas que tenemos que entretener a la sociedad, o hacer que no pasa nada, o dar examen sobre quien lo sobrelleva mejor. Todo lo contrario, creo que por respeto a nosotros mismos y a los demás, no hay que contar medias verdades, sino la historia completa, sin disfraces, sin aditamentos.
Hay muchos casos de superación y convivencia con la discapacidad, creo que cada uno de los 3,8 millones de personas con discapacidad que vivimos en España somos cada uno un ejemplo.
Por la inclusión social de las personas con discapacidad....con la realidad por delante.
* Artículo Diario Vasco *http://www.diariovasco.com/gipuzkoa/201408/03/canso-repetir-hijas-tengan-201408020800.html 4-8-14
Eres muy fuerte, MariPaz. Y a mí siempre me has dado ejemplo de fortaleza, instinto de superación, eres amable con todo el mundo y te admiro/quiero mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Manu!!! siempre estás con una palabra de aliento, una sonrisa, un abrazo y una foto...jajajjaja. Sos un crack!!!!! Abrazo grande,
ResponderEliminarSupongo que hay quien quiere dar ejemplo quitando hierro al asunto ya después de haberlo superado, pero como tu bien dices las limitaciones son para siempre y a todos nos gustaría volver atrás. Un besote
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Sara. Un abrazo
ResponderEliminar