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Ajo y agua

Una frase que nos deja sin aliento. En enfermedades como la esclerosis múltiple, la variedad y variabilidad son una constante, como infinidad las veces que sentimos que impera el ajo y agua.
Cuando las cosas no van como lo esperamos, y los síntomas hacen su aparición interfiriendo en nuestra cotidianidad, de entrada nos enojamos. Lógico. Ante el cambio de estado que nos asecha esperamos unos dias hasta ver que la situación no varía, y menos para bien, sino que cada vez está más presente. Consideramos que ya pasó un tiempo prudencial y las cosas no mejoran, es hora de llamar al neurólogo. Esa llamada nos va a confirmar lo que tememos, pero es casi obligación del paciente mantener al tanto a los especialistas de lo que nos pasa, porque con nosotros y a través de nosotros aprenden sobre la enfermedad.
Ante el cambio de tratamiento para la EM a veces tenemos que someternos a distintos medicamentos al mismo tiempo. En el caso de los tratamientos paralelos, directos e indirectos sobre la patología es cuando la situación es más compleja. Ahí entran a valorar la situación el especialista  de otra circunstancia como este caso, el de la tuberculosis latente,  y el de la patología principal. Y es cuando “muchas manos en un plato…hacen mucho garabato”.
Aparecen efectos indeseables de la medicación secundaria-la de la tuberculosis latente- y lo que escuchamos del otro lado del teléfono es que hay que esperar, que el mometo para hacer un análisis aún no llegó. Mientras por ejemplo el cansancio se dispara, los dolores aumentan, y nosotros en medio, sufriendo y paleando con las consecuencias. Es ahí cuando surge una pregunta: ¿Qué está primero el huevo o la gallina?
“Esperá una semana más! Después  hacemos los análisis y vemos”. A lo que uno contesta “entonces a joderse y aguantar” Del otro lado de la línea impera un silencio sepulcral. “Por una semana más sí”, responden del otro lado; “siempre y cuando no se disparen los síntomas”.
Entre tanto el dolor campa a sus anchas y el cansancio interfiere durante gran parte del dia, sin embargo hay que esperar. Ajo y agua.  A veces nos sentimos en medio de un encuentro entre la patología que nos afecta y los tratamientos directos e indirectos. En este caso que barajo acá es de obligado cumplimiento porque sino no puedo cambiar de tratamiento para la EM, y obviamente con el que estoy hasta ahora, no funciona. En ambos casos las consecuencias las sufrimos nosotros. Mientras nos sentimos como parte de la batalla naval. A1 hundido.
Esto es así, los riesgos son parte de un mismo engranaje, y nosotros somos parte de este círculo en constante movimiento. Seguir adelante es nuestra meta, aunque de vez en cuando un pataleo sirve para tomar aire y continuar.

Comentarios

  1. Joo, que angustia Maria Paz, no te queda otra. Encima la tuberculosis y todos los síntomas añadidos y propios, espero que no te pasen mucha factura.
    Un beso

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