Al margen de
saber que la esclerosis múltiple no es nuestra vida, pero si forma parte de
ella, muchas veces pensamos que como afrontamos sus imprevistos así como sus
apariciones en acción en nuestro día a día, pensamos o queremos creer, que nada
más nos puede pasar. Como no si yA tenemos EM.
Craso error! Un
tropezón si fue caída.
Estoy atravesando
desde hace más de 3 meses y medio un periodo de “luna de miel” con la EM después
de 10 años de desavenencias que hacían de la cotidianidad un desafío. Sin embargo, espero que esta vez no impere la
regla, o lo común, que dice que como en todo matrimonio, la luna de miel se
acaba.
Un hecho
fortuito me sorprendió de golpe de esta realidad que la EM no lo es todo. Sucedió el más conocido como un accidente doméstico - a cualquiera le puede
pasar-, nada más y nada menos que una caída en el baño, después de ducharme. Resbalón
y al suelo. La cabeza golpeó dos veces contra el piso, comprobando que los baldosas
son duras, pero mi cabeza más. A pesar del chichón, mi cabeza, que ya tiene lo
suyo, resistió el embate sin mayores consecuencias.
Esta vez mi
espalda y una costilla se llevaron la peor parte. Calmantes mediante, a ver si
el nolotil puede paliar las secuelas de un evento fortuito y afortunado, porque ¡la saqué muy barata! Es evidente que somos humanos, no sólo escleróticos.
Comentarios
Publicar un comentario