Ya perdí la cuenta de cuantas llevo, se que son muchísimas a lo largo de estos 16 años con esclerosis múltiple. Soy casi una experta: con contraste, sin contraste, largas, breves, y eternas. La más corta fue de 30 minutos y la más larga de casi 3 horas. Toda una experiencia.
En un rato volveré a repetir la frase “tengo hidrocefalia severa, pero convivimos en paz y en armonía desde hace 48 años” Una advertencia que más de una vez me dio un susto y a los radiólogos también.
Camisolín, bombacha a la vista., nada sexy. Todo un protocolo. Timbre por cualquier cosa, y adentro.
Esta vez durará promedio 1 hora, ni tan mal. Intentarán descifrar mi cerebro y la zona cervical que parece que es por dónde esta dejando huella la EM. Una salidital de parte del cuerpo para pinchar el contraste y de vuelta a seguir. Ya no hay nervios. Sí hastío, un cansancio de pruebas necesarias para conocer el avance de la enfermedad, de poner el cuerpo.
Participo de manera obligada de un recorrido que es tortuoso en sonido, de todo tipo: agudos, graves, con ritmos diferentes, estridentes, calmos, suaves…pocos. Quedarse quieta es fundamental, aunque cuando tenéis tos es complicado.
En mi cabeza hay que atravesar mucho: agua para empezar y llegar la meollo de la cuestión. Eso si siempre pido que no remuevan las aguas que tienen que estar calmas para no provocar ningún desbarajuste. Sin embargo durante mi estadía en el resonador, me relajo, cierro los ojos, recorro cada fase como si fueran animales que recorren distintos paisajes; cómo me recomendó hace tiempo Fabi Pellizari. Es ideal para acallar los pensamientos, que pululan de un lado al otro: por deseos, temores, miedos, anhelos.
Después viene la otra parte de este trago que es amargo no por la prueba en sí, sino por lo que representa. La búsqueda y analisis de los resultados. Si dan bien, sin cambios es genial. En cambio si aparecen lesiones nuevas, activa la esclerosis múltiple empieza otro periplo. Analizar la posibilidad de cambiar el tratamiento, evaluar pros y contra, y en medio una decisión.
Y como tiene que ser, empezaré por el principio, a hacerme la resonancia y todo lo demás ya se verá.
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