Se acuerdan cuando íbamos al colegio y no habíamos estudiado la lección. ¿de qué manera evitábamos pasar al frente? Nos acurrucábamos en la silla, intentábamos hundirnos detrás del libro, cuaderno o clavábamos la mirada en el escritorio o nuestros pies; como si esas acciones evitaran la catástrofe de tener que pasar a dar un oral, para el que no teníamos ni idea que decir. Hay costumbres que siguen con nosotros. En el metro, por ejemplo, muchos se comportan de la misma manera ante la aparición de una persona con alguna discapacidad. Con tal de no ceder el asiento, somos capaces de cualquier cosa. Los ebooks, los libros, el periódico o el móvil son las principales excusas para proclamar "yo no fui, no me di cuenta" . Aunque siempre queda la posibilidad, de mirar hacia otro lado. Tampoco las madres con los carritos se libran, quienes se sientan al lado de sus hijos e hijas en la zona reservada para distintos colectivos, sin dar lugar a quien lo necesita por nada del
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.