Bob, “mi negro” como le suelo decir aunque es rubio, de mirada cariñosa y cercana. Esos ojos negros penetrantes. Para él fue un cambio. De pasear juntos, ir a tomar café, caminar por la playa a que lo saquen amigas, sobre todo Sandrine con sus magníficos paseos diarios con Avis y Kiwi sus amigos perrunos. A sentirme cansada, sin aire y con un nuevo elemento que ambos tenemos que incorporar: de nuevo las muletas y un extraño desconocido hace semanas, la silla de rudas a motor. Si, nos cuesta adaptarnos a este nuevo invitado, que se coló a la fiesta sin ser invitado y sin posibilidad que lo echemos. Está claro que nos queda un largo camino para aceptarnos, fijándonos que es un elemento que nos devolverá de alguna manera a nuestras salidas, nuestros paseos, y compartir un tiempo, distinto. Si, volvieron las muletas para distancias cortas (2 cuadras) y para las restantes está la silla de ruedas cuando salgo motorizada, un instrumento que me facilita la vida, aunque aún no lo consid
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.