Dia 3. Dichosa movilidad Entre quienes tenemos esclerosis múltiple, hay un miedo compartido ante la falta de movilidad. Por lo tanto, cuando vemos una muleta nos aterramos y una silla de ruedas ni hablar. Ambos productos ortoprotésicos se convierten en casi una temida visión que nos acosa a cada paso, y más si empezamos a sentir alguna dificultad para caminar. La coordinación y el equilibrio los dejaremos para otro dia. Andar, tener el control de nuestros pasos y movimientos de las piernas es fundamental para nuestra asediada independencia. Frente a la posibilidad de tener que usar un bastón, muletas o silla de ruedas entramos en shock, ni mirarlas podemos. Si nos encontramos con alguien que tiene esclerosis múltiple y está usando alguna de estas ayudas nos espantamos, cruzamos los dedos para que a nosotros no nos pase, y rehusamos siquiera tocarlos -a los productos- aunque sabemos que “no es contagioso”; sólo depende de la evolución que tengamos de la enfermedad, que es u
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.