Ayer mientras disfrutaba de un café con leche en un bar donde ante la ausencia de inspiración y la necesidad de escribir vuelvo a reencontrarme con mi lado creativo. Estuve mirando durante un rato una hoja en blanco y pensé en las similitudes de la esclerosis múltiple con la escritura. Escribir es un hecho creativo, imaginativo. Además de ser en si mismo una actividad terapéutica de recreación, libertad y realización. Sin olvidar su lado de intromisión. Es una aventura hacia la reflexión. Ante este hecho no hay nada peor que la falta de ideas y la presión que refleja una hoja vacía. El pavor por la ausencia es una sensación que se acerca al agujero negro que provoca un el diagnóstico, un brote, una recaída, la falta de certeza y por supuesto uno de los mayores fantasmas de la enfermedad, la conocida incertidumbre, que es la madre de la esclerosis. En ese momento –como dice la canción de Andrés Calamaro, “pasemos a otro tema” es nuestra mejor opción, de lo contrario siempre queda hundir
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.