De pronto un día abrimos los ojos y nos sorprende la visión doble, ver manchas negras, pérdida de visión, vista borrosa, dolor ocular. Asi de intespectiva es la esclerosis múltiple. Aunque nos refregamos los ojos incesantemente nada mejora, buscamos desesperadamente los anteojos con la intención de solucionar el problema, sin embargo nada cambia cuando nos los ponemos. Vamos al baño y nos miramos al espejo, esperando que haya sido una pesadilla, pero el síntoma sigue igual. Acto seguido, mientras la desesperación aumenta, llamamos al oculista para que nos de una explicación, o más bien, una solución. Hasta que finalmente y después de acudir al oftalmólogo y ser derivados al neurólogo, nos enteramos que la esclerosis está haciendo de las suyas. Es en ese momento cuando aparece una de las pesadillas: la vista ¡NO!. Ver y mirar toman otra categoría que queremos defender a capa y espada. Con las manos atadas -de manera figurativa- quedan por delante unos dias de corticoides intrave
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.