Dejamos de ser niños hace décadas, eso está claro, ya que somos personas de 20 a 40 años en general. Ya no podemos gritar y que salga nuestra madre, padre o abuelos a nuestra ayuda buscando a todo gas el primer baño disponible ante nuestra necesidad imperiosa. Hasta ahora nos arreglábamos solos, estaba todo bajo control. Cuando éramos chicos aprendimos primero a pedir, luego a controlar. Sin embargo ante nuestro asombro, parece que cierta cuestión vuelva a ser cómo antes en el fondo, pero no en la forma. Si bien podemos solos, a veces es más complicado que lo que pensamos llegar a tiempo y que nada se descontrole. Ante el avance de la esclerosis múltiple, y la repercusión de las secuelas a nivel urinario, la sensación de ganas de ir al baño disminuye, la falta de tiempo entre que nos damos cuenta e ir al servicio es cada vez más angosta. Ante esta situación la velocidad es un handicap de lo que no podemos hacer gala, ya que seguramente tenemos rigidez, o falta de sensibilida
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.