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Mostrando entradas de octubre 19, 2017

Rebelión y no en la granja

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Fue un golpe seco, sin caída, un flash, que irrumpió sin previo aviso. La mano quedó inmóvil, dura, sin movimiento. Perdió toda capacidad, ya no fluía, estaba inmóvil, rígida, como sin alma. Mientras, una descarga eléctrica tras otra recorría mi brazo hasta llegar a la mano, como buscando a través de los dedos un cable a tierra. Y yo despavorida, miraba hacia todos lados buscando como reactivar un miembro sin reacción.   Durante el tiempo que duró, sentí miedo, pensé mil cosas, temí que los buenos momentos vividos con la esclerosis múltiple como el verano, habían llegado a su fin. Fue todo radical, imprevisto, incierto. Todo ocurrió de pronto. Una mano paralizada, sin conseguir hacerla reaccionar, no había nada que la devolviera a la vida. Ni una caricia que no percibí, ni un masaje sobre la palma que no sentí. Lo que si brotó de repente, fue la bronca, la rabia y la desesperación. La mano seguía inmóvil, estática, rígida, dura como una estaca