Miraba el teléfono, los números pasaban por mi mente. A quién llamaba primero, a quien le arruinaba primero el dia. Acá pasaba el mediodía, y allá era temprano, la mañana recién asomaba. Acá verano, allá invierno. Les iba a caer un balde de agua fría, que no quería ser yo quien lo tire. Lo que no tomaba en cuenta era que quien tenía esclerosis múltiple era yo. Me preocupaba el impacto, como se lo iban a tomar, como iban a reaccionar, y que yo en ese momento no estaba psicológicamente fuerte como para consolar a nadie. Di un montón de vueltas, idas y venidas alrededor del teléfono, de cómo decirlo, de qué decir. Casi era un pedido de perdón por estar enferma, por generarles una preocupación a 14.000 km. Y a esto la decisión de quedarme acá. La vuelta no estaba en mis planes, a pesar de la esclerosis. La primera víctima, según mi manera de verlo, fue mi tío Titi. Ginecólogo y con quién me unía un cariño especial. Eso de ser el médico de la familia, tiene sus pros y sus contras. Había cos
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.