El viernes viví un choque de sensaciones. Un episodio sobre la silla de ruedas que me provocó sentimientos encontrados. Lo primero que hice ante la llegada de mi silla de ruedas eléctrica gracias a la Diputación Foral de Bizkaia, fue devolver la silla eléctrica de la Asociación de Esclerosis Múltiple ADEMBI, que alquilé por un precio irrisorio, y fue un gran apoyo durante casi un año como resultado de la afectación respiratoria de la EM. La silla de ruedas fue más que un producto ortoprotésicos, fue un servicio incalculable, una herramienta que me permitió mejorar mi calidad de vida, aumentar mi movilidad y permitió trasladarme de un lugar a otro. Una solución que hizo mi vida más llevadera. Al devolverla sentí agradecimiento y alivio. Negué durante un rato que era una separación momentánea y que los síntomas que me llevaron a tener que usarla, mi condición respiratoria deteriorada, sigue acechándome. De ADEMBI fui en taxi acompañada por mis muletas, al consulado ita
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.