El 3 de diciembre es el día internacional de las personas con discapacidad. Y en esta ocasión no hay nada para festejar. En consecuencia todos los actos promovidos por movimientos del colectivo, serán en defensa de la dignidad y la calidad de vida de las personas con discapacidad. Reivindicar está muy bien, pero debemos ir más allá que leer un manifiesto porque considero que la educación, las actitudes y comportamiento harán el resto. Para que esto ocurra, es necesario saber si existe la empatía social. Considero que de ser así, no tendríamos una fecha específica para reivindicar las buenas intenciones, que existen pero no se cumplen, ni se aplican. Está claro que lograr esto es un desafío, sin embargo ponerse en el lugar del otro es indispensable para conocer lo que se siente y como se vive con alguna discapacidad, diversidad funcional o como quieran llamarla. Porque a veces no es sólo cuestión de vocabulario, sino de apertura y sensibilidad. Al ponerse en la piel del otro
Desde hace casi 15 años mi vida cambió, cuando me diagnosticaron Esclerosis Múltiple. Desde ese momento comencé un camino de adaptación, a veces mejor llevado y otras atragantado. Luego de un largo tiempo de cambios abruptos de sensaciones, sentimientos, impotencia e incertidumbre llegó el momento de poder compartir este espacio con todos los que quieran comprender a quienes vivimos con una enfermedad crónica, degenerativa y discapacitante. Empecemos este camino de comprensión y apertura.