Cuantas veces escucharon premisa “tenés que dar ejemplo”. Si tenían hermanos menores, seguro esta frase resonó infinidad de veces, la misma cantidad de ocasiones que nos olvidamos que los niños aprenden del comportamiento de los demás, y jugando.
¿Qué ven que hacemos nosotros los adultos? En cuanto salimos a la calle encendemos el móvil, convirtiéndolo en uno de los participantes de toda reunión. Salir sin el móvil es casi una tragedia, le fuimos dando un lugar privilegiado, tal es asi que poco a poco estamos perdiendo la capacidad de sociabilizar sin facebook, encontrar pareja sin meetic, y conocer amigos fuera de las redes sociales.
Eso es lo que trasmitimos a los chicos, que la comunicación interpersonal, cara a cara, está cediendo pasos … agigantados, a la tecnología, un intruso que va ganando terreno, y está pasando a formar parte esencial de la vida, de los niños.
Es innegable que, quien más quien menos, tiene acceso a la play, la wi, los juegos del móvil, o del ordenador. Se trata de un cambio de época en la que el entretenimiento tecnológico relegó a otro tipo de juegos que tuvieron su momento de furor en el pasado, como los juegos de mesa, los que inventábamos, y de los que aprendíamos … jugando.
Llámenme nostálgica, pero antes, a través de distintos juegos íbamos sintiendo lo que implicaba no poder ver, oír o moverse sin dificultad. Durante estos momentos de ocio, dábamos el primer paso hacia la inclusión o mejor dicho hacia un darse cuenta de lo que significaba tener una discapacidad, pero jugando.
Quien no jugó a las estatuas, al dígalo con mímica, al oficio mudo, al gallito ciego, al cuarto oscuro, a la mancha congelada, a la mancha venenosa, a bailar al ritmo de los sonidos con los ojos tapados, y tantos otros que nos abrían la puerta hacia la consideración del otro, porque transitábamos jugando por distintas realidades, capacidades, sensaciones y sentimientos. En consecuencia conocíamos indirectamente lo que le sucedía a quien tenía alguna discapacidad, porque lo habíamos aprendido … jugando.
Bajo este lema es que distintas organizaciones, están organizando en colegios, distintos juegos en clase, para que los chicos y chicas conozcan en primera persona la diversidad funcional, con el fin de generar un cambio de actitud en cuanto a la inclusión desde el entendimiento y experiencia de lo que le pasa al otro, y cómo le pasa.
Si bien los juegos electrónicos evolucionaron, y la tecnología es un aliado a la hora de mejorar la calidad de vida de las personas con diversidad funcional, experimentar vivencias de otros, es de por sí, un valor agregado.
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