Después de 3 semanas de sentir que mi cuerpo no era mio, que las fuerzas no me respondían, y que cualquier actividad era difícil de llevar a cabo, hoy pude, fue un rato, pero valió la pena.
Con un arranque excepcional de esos que sorprenden hasta a uno mismo, hice una lista por 6 to día consecutivo, pero esta vez los ítems no estaban en rojo. Los concreté.
Durante ese rato me sentí viva, que volvía a ser yo, a la carga, y que mi vida me pertenecía de nuevo. Por más que fueron dos ínfimas actividades perdidas en el transcurso del dia, mezcladas con periodos obligados de descanso, me devolvieron mi esencia.
Escribí las columnas, que me permitió reconectar con mi profesión y mi pasión: la escritura y la radio. Una especie de volver a vivir, sentir que soy hacedora de mi vida, aunque sea ... sólo un momento.
Fiel a mi estilo me envalentoné, viendo por la ventana el sol de las 2 de la tarde, agarré mis muletas y salí a la calle con Bob por supuesto. Paso a paso, lentamente con una pisada temblorosa, respirando con dificultad, persistí en mi empeño por llegar a la que iba a ser la meta: los ascensores que están a una cuadra de casa.
El agotamiento no opacó la llegada. Respiré hondo, me senté y disfruté de la vista, de la sensación de libertad, de la seudo independencia.
Recuperar el aire me llevó tiempo, espere con paciencia antes de emprender la vuelta. Mi ansiedad se habría paso ante la dificultad para respirar con regularidad y la necesidad de llegar a casa, sentirme a salvo conectada a la máquina de oxigeno. el estar en casa como un lugar seguro, es un hecho que conocemos quienes compartimos limitaciones, la extraña sensación de volver a casa, al refugio, donde nos sentimos a salvo porque es un lugar donde podemos manejar la situación. Al fin y al cabo eso nos parece.
El camino de vuelta fue parecido pero con más escalas, me costó más. Sin embargo no olvidó la satisfacción del objetivo cumplido.
El tocar la puerta de entrada del edificio fue como quien atraviesa la cinta de la carera de su vida. Después de más de dos semanas lo logré.
Ahora, de madrugada, sin poder dormir, el miedo se esta apoderando bajo la incógnita ¿cómo estaré mañana? Intento mantener la calma, me cuesta bastante, entender que es un afrontar el dia a dia, en donde las limitaciones trazarán el calendario, y mis ganas harán el resto, o intentarán hacer todo lo posible por seguir adelante.
Tengo miedo de no poder, volver a sentir que mis fueras no acompañan mis planes, que interfiere de tal manera, limitándola que ni yo me reconozco.
Impotencia, bronca, miedo y dolor por la realidad, por la situación, y por una enfermedad que avanza y parece que excepto ciertos minutos del dia no me deja en paz. Entretanto se cuelan las amigas, mi tesoro, con visitas, mensajes, llamadas transmitiéndome su cariño, aliento y contención. Para ellas tampoco es fácil este periplo, sin embargo ahí están, acompañándome, para sostenerme cuando las fuerzas me fallan, alentarme en mi empeño y ayudándome a respetar mis momentos, aprendiendo en esta nueva etapa de la esclerosis múltiple en la adaptación a la progresión.
Vivir sin aire o más bien con poco oxígeno parece una tarea titánica, porque interfiere en todo lo que hacemos. No desaparece nunca, se hace notar, y de que manera. Despiertos, dormidos, quietos en movimiento, sin excepción. Mientras los dias se suceden quienes sufrimos los vaivenes del deterioro respiratorio por la esclerosis múltiple, nos vemos abocados a readaptar nuestra vida, a disfrutar los retazos de una vida compleja de sobrellevar.
Eso es lo frustrante, sentirnos prisioneros de nuestro cuerpo, que nos detiene, del que no somos dueños, y que parece sobre el cual ya no decidimos, que perdimos la patria potestad en favor de la EM, y cuyo pronostico es que seguirá avanzando, limitándonos, con algún que otro momento de dispersión o mutis por el foro, que es cuando tomamos una bocanada de aire para seguir adelante, a pesar de todo
Vv
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